Lo de antes son solo una de las cosas que siempre escucho cuando propongo viajar a amigos no tan viajeros como yo o que realmente no saben lo fácil que es hacer un viaje como Dios manda y sin que eche fuego el bolsillo.

En muchas ocasiones a la hora de planear un viaje se da la situación en la que un amigo no lo hace ya sea por miedo a lo caro que puede ser, lo muchísimo que se va a gastar o que no tiene nada ahorrado, como si viajar fuera más caro que salir un sábado por Madrid. Y no más lejos de la realidad. Lo vamos a ver.

Aquí lo habéis visto, un día de fiesta puede ser más caro que hacer una escapada para pasar el finde a Málaga. Vale, es cierto, esto no aplica ni a todas las fiestas ni a todos los destinos, pero lo que quiero que veáis con ello es que a veces cosas que nos parecen que no suponen un gasto alto, como a priori puede ser una fiesta, equivale a conocer una nueva ciudad, hospedarse en ella y poder disfrutar de cosas nuevas. Está claro que nunca podremos ir a Londres como el que va a Cuenca, sin faltarle el respeto a esta bonita ciudad, pero si podemos convencer a nuestros amigos de no ir este finde al centro y que al siguiente se quede sorprendido con lo fácil y barato que puede ser conocer Oporto en dos días y que gaste prácticamente lo mismo que en el primer plan.

Priorizar, planificar y elegir un destino que se adapte a nuestro bolsillo es algo super sencillo, rápido y fácil que nos ayudará a conocer sitios nuevos, otras formas de entender el mundo y comprender lo fácil y gratificante que es viajar a bajo coste sin olvidar de disfrutar.